Sin embargo, esa forma de pensar es un poco injusta con nosotros mismos. Lo cierto es que pasamos gran parte del tiempo en nuestros dormitorios, que son nuestra área de relajación y descanso, y por eso es justo que los tengamos decorados a nuestro gusto. ¡Por eso te ofrecemos estos consejos para crear un “nido” acogedor!
La importancia de un buen dormitorio
Como ya hemos hablado, el dormitorio es el lugar de descanso por excelencia. Allí dormimos por las noches —o durante la siesta, si tenemos suerte—; es el lugar de la casa que destinamos a la recuperación y la relajación. Es importante tener eso en cuenta a la hora de pensar nuestro diseño. Las paredes negras, por ejemplo, pueden verse muy elegantes en una foto, pero en la práctica son bastante oscuras (y un poco atemorizantes). Oscurecer nuestro cuarto puede ser muy bueno para dormir, pero no tanto para despertar.
A su vez, es importante lograr una distribución funcional. Esto es particularmente difícil en los dormitorios pequeños, donde hay que apelar al ingenio por sobre todas las cosas. En estos momentos, lo mejor es tomar una cinta métrica, lápiz, papel, ¡y empezar a dibujar! Con un poco de tiempo, seguramente lograrás combinaciones creativas que no habías pensado antes. Solo tienes que ocuparte de mantener una buena iluminación y de que la circulación en el ambiente sea sencilla.
Colores y texturas
Una vez tengas cerrada la distribución de tu dormitorio, corresponde preocuparse por los colores y las texturas. Algunas asociaciones ya están bastante establecidas, como la madera, los textiles y el blanco, por ejemplo. A su vez, conviene que tengas en cuenta la regla del 60-30-10. ¿Qué significa eso? Que, idealmente, un dormitorio utiliza tres colores, aplicados en esa proporción.
La tendencia en dormitorios es a crear ambientes acogedores, “nidos”. Para eso, suelen utilizarse elementos textiles o materiales naturales, cuyas texturas son más amigables. En cuanto a los colores, lo mejor es utilizar principalmente tonos que aprovechen la luz natural. Los blancos, los crudos y algunos grises son ideales, porque dan sensación de espacio y amplían el ambiente.
Fundas
Puede darse el caso de que necesites cambiar el color o la textura de alguno de tus muebles, como, por ejemplo, tu cama. En ese caso, no es necesario que compres una nueva, ¡puedes tan solo ponerle una funda! Existen en el mercado productos muy sofisticados, que calzan perfectamente, son fáciles de lavar y duran mucho tiempo. Estas fundas pueden ser muy útiles para amoldar una cama vieja a una nueva decoración, ya sea incorporándola al nuevo patrón o utilizándola para dar el toque de color.
Conclusión
Diseñar un dormitorio es una tarea muy personal. Es lógico, porque, después de todo, estamos planeando nuestra área de descanso. Por eso, para hacer que nuestra habitación sea lo más acogedora posible, es necesario pensar con detenimiento su decoración. Lo más importante es armar una distribución que nos permita aprovechar lo mejor posible la luz natural y el espacio disponible. Después, es fundamental hacer una elección consciente de los colores y las texturas que van a ocupar el ambiente. ¡Ponte creativo! Ya verás como pronto tu dormitorio parece un cuarto de revista.